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La pasión por la escritura. Genocidio y filiación

By 2 enero, 2018agosto 27th, 2021No Comments

por Fabiana Rousseaux

La nieta 127, la prisión domiciliaria a Etchecolatz, los Hijxs y ex hijxs de genocidas junto a gran parte de la sociedad repudiando el hecho, el retorno a la política del escrache («Si no hay justicia, hay escrache», esa impresionante invención de resistencia de los hijos de desaparecidos frente a la impunidad), son los rostros que hablan de las consecuencias de las políticas del terror por parte del Estado y demuestran que son imprescriptibles. Pocas veces como esta semana dos hechos se sucedieron de un modo tan contundente en el terreno de los delitos de lesa humanidad, aludiendo a las insospechadas respuestas que se siguen escribiendo «Lo que no cesa de escribirse» sería en este caso, jugando con la magnífica frase de Lacan «lo que no cesa de no escribirse» para designar a lo imposible, y que claramente se trata de eso en las marcas que provocan los genocidios, también aquí, claro. Pero en el «no cesa de escribirse» quiero marcar que hay en este caso, un sujeto permanente, atento, que emerge con una enorme pasión por la escritura. Con una impresionante capacidad en la invención de nuevos actos. El sujeto de los derechos humanos producido en este país, es un sujeto que escribe, que existe en esa escritura provocando cada vez un nuevo nombre. La función de lo escrito es el modo de bordear lo real, lo imposible.
Hace unos años, en una conversación con Marcelo Viñar en Uruguay, él nos preguntaba ¿Hasta cuándo la memoria? cuando le contamos lo que estábamos gestando en torno a esas políticas. Siempre pensé en la provocación que contenía esa frase, ya que era evidente que no estaba interpelando a la temporalidad de la memoria sino a su escritura. ¿Hasta cuándo se escribe?
Esta semana surgieron nuevos nombres, Hijxs y ex Hijxs de genocidas. Nuevos nombres que hablan de los distintos sujetos que esa definición contiene, hay hijxs pero también ex hijxs, o a la inversa hay ex hijxs pero también hijxs. Sujetos que sin renunciar a la condición de tal, exigen que la justicia mantenga los cuerpos de los asesinos lejos de los cuerpos de sus víctimas y lejos de ellxs también. Ex hijxs que renunciando a esa filiación -semejante acto de excripción-, exigen lo mismo. Hijos e hijas de desaparecidos/as que fueron apropiados y deben iniciar el proceso de re-escritura de su identidad. Marcas que escriben la historia del genocidio, en un tiempo futuro/ anterior. Por suerte nos queda la escritura.
Compartimos aquí un texto que fue escrito hace unos meses, cuando emergía la nueva voz de algunos hijos e hijas de genocidas. Y a propósito de ello surgió desde Territorios Clínicos de la Memoria, la investigación «Genocidio y Filiación» que llevamos adelante para seguir escribiendo.

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