Por Roxana Amendolaro*
Ilustra Vanina Muraro
La abuela y la nieta
Les voy a contar la historia de dos mujeres. La abuela y la nieta. La abuela no es la abuela de esa nieta y la nieta no es la nieta de esa abuela pero, generacionalmente, son la abuela y la nieta.
1958
La abuela tuvo 9 hijxs. Las dos menores eran mujeres. Ambas fueron víctimas de abuso sexual infantil agravado por el vínculo –incesto– tanto por parte de su padre (el esposo de la abuela) como por parte de su abuelo paterno.
La abuela (la madre en ese entonces) denunció la situación. El resultado fue que esa abuela (esrea madre) fue ingresada al Hospital Neuropsiquiátrico José A. Esteves. Corría el año 1958. Y permaneció allí 30 años, perdón 31. Falleció en 1999[1].
2018
Ahora la nieta, no de esa abuela, pero sigue siendo la nieta. Ya adulta, logra reconstruir la historia de abusos de los que fue víctima por parte de su abuelo. Con mucho dolor, apelando a la memoria del cuerpo y a sus gestos que le hablaban permanentemente. Hace la denuncia. Tuvo lugar el juicio hace apenas unos pocos días. Condenaron al abuelo a 8 años y medio de prisión efectiva. El abuelo reconoció públicamente, delante de su nieta, los abusos cometidos.
El acto de justicia comenzó a reparar, no solo una trama subjetiva y una trama familiar, sino una trama social. Interpelando también modelos de masculinidad instalados socialmente, modelos de masculinidad impunes, modelos de masculinidad posibles a partir de estas otras respuestas institucionales…
LA RED
A la madre (la hija de esa abuela y madre de esa nieta) le tocó transitar la dictadura y lxs 30.000 compañerxs desaparecidxs. Era muy difícil tener de donde agarrarse. Las redes habían sido estalladas desde cada uno de sus nodos y lateralidades. Hizo lo mejor que pudo con toda su historia a cuestas.
TRES GENERACIONES
Fue necesaria la lucha de tres generaciones, abuelas, madres, hijas. Abuelos, padres, hijos para lograr la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final.
Fue necesaria la lucha de tres generaciones para lograr que esta nieta fuera escuchada por las instituciones de la democracia que debían escucharla y reconocer su existencia, la existencia de los abusos.
LAS ALTERNATIVAS
PREA
1) En 1999, cuando aún más de 1000 mujeres permanecían internadas en el Hospital Psiquiátrico Estevez, surge el PREA (Programa de Rehabilitación y Externación Asistida). Este Programa se propuso un trabajo de inclusión de las personas usuarias de los servicios de salud mental -de las mujeres que estaban internadas en el Htal. Esteves- en un proceso de externación para comenzar a vivir en casas en la comunidad, participar en emprendimientos productivos, retomar sus proyectos de vida. Trabajo en pos de la desestigmatización y de la inclusión socio-laboral en redes comunitarias más amplias que el propio sistema de salud mental. Hoy el PREA cuenta con más de 20 casas que alojan a 74 mujeres y la población internada del Htal. se redujo a la mitad.
Dispositivos de asistencia a mujeres en situación de violencia de género
2) Los dispositivos que hoy brindan asistencia a las mujeres en situación de violencia de género constan de una red[2] que incluye, entre otras:
- a) Líneas de atención telefónica que brinda información, orientación, asesoramiento y contención telefónica para las personas en situación de violencia las 24 hs. los 365 días del año;
- b) Casas Refugio de permanencia voluntaria, que brindan resguardo temporal a mujeres, solas o acompañadas de sus hijas/os, que se encuentran atravesando situaciones de violencia de género;
- c) Dispositivos de Guardia de 1ras. Horas que acompañan a las personas víctimas de violencia de género durante la realización de las denuncias en las Comisarías o acompañando a las Guardias de los Hospitales Generales para garantizar la asistencia primaria y el vínculo con las/os profesionales o el ingreso a las Casas Refugio;
- d) Subsidios de ayuda económica a mujeres víctimas de violencia de género para el pago el de alquileres, pasajes, alimentos, mejoramientos de viviendas, entre otros;
- e) Apoyos económicos en los procesos de inclusión laboral.
Así, podemos afirmar, que el Movimiento de Mujeres ha logrado instalar en la agenda pública de los gobiernos la necesidad garantizar la asistencia y el acompañamiento integral sin necesidad de la institucionalización y la segregación y respetando en todo momento la voluntad de la persona. Huellas que podemos y debemos seguir, desde el movimiento de derechos humanos de las personas con discapacidad.
PAÑUELO BLANCO, PAÑUELO VERDE, PAÑUELO AZUL: NOS TOCA SEGUIR FORTALECIENDO LAS ALIANZAS
Elsa Schwartzman definió a “la Campaña” por el aborto legal, seguro y gratuito como la acumulación política de muchas luchas, la del movimiento de mujeres, las del 2001, las del feminismo, la de los encuentros nacionales de mujeres, en fin, la movilización por los derechos que nos caracteriza aunque también nos muestre nuestras contradicciones[3]. Y podemos seguir sumando, el Movimiento de Personas con Discapacidad, el Movimiento de Salud Mental y Derechos Humanos. Y, de punta a punta, transversalmente, el Movimiento de Derechos Humanos. Todos y cada uno procurando cuestionar la matriz del llamado “cuerpo nacional sano” -parafraseando a Beatriz Preciado- procurando dar existencia a cada una, a cada uno, a cada une. El pañuelo azul y el pañuelo verde que se llevan a la vista, ambos sostenidos en el pañuelo blanco, en la lucha de “las locas de la plaza” y en cada una de las verdades que gracias a él y ellas se volvieron visibles.
*Roxana Amendolaro es presidenta de REDES (Red Estratégica para el Desarrollo Social). Psicóloga, docente e investigadora.
Este artículo fue publicado en http://www.hamartia.com.ar/2019/03/08/panuelo-blanco-panuelo-verde-panuelo-azu/
[1] MDRI y el CELS, Vidas arrasadas: la segregación de las personas en los asilos psiquiátricos argentinos. Un informe sobre derechos humanos y salud mental, Buenos Aires, Siglo XXI, 2008, disponible en: <http://www.cels.org.ar>.
[2] Para la enunciación de los dispositivos mencionados se tomó como referencia el trabajo que realizan la Línea 144, la Línea 137 y el Depto. de Género del Municipio de S.C. de Bariloche, Pcia. de Río Negro
[3] Barbuto Valeria, Instituto de Justicia y DDHH de la UNLa