Especialista en el Área Clínica, orientación Adultos (título otorgado por el Consejo Superior del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires). Supervisora del Área Clínica de Adultos del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires, Distrito XIII. Forma parte del equipo de Salud Mental de Lomas de Zamora desde el año 1993, actualmente desempeñándose como psicóloga en el Centro Municipal de Salud Mental y Adicciones, en admisión, atención clínica a adolescentes y adultos, y coordinación de grupos. Integrante del equipo de capacitación en salud mental. Enlace de la “Red de Instituciones de confianza del ámbito público” del Centro Ulloa (Secretaría de DDHH de la Nación) , por derivaciones de casos para tratamiento, y para evaluaciones interdisciplinarias en el marco de las Leyes Reparatorias a víctimas del Terrorismo de Estado, en los centros de salud del Municipio de Lomas de Zamora. Actual colaboradora docente de la cátedra “Abordaje de las patologías del Acto, la Clínica en los Bordes” del ciclo de prácticas profesionales de la carrera de Psicología de la UBA. Posgrado en Salud Social y Comunitaria, del Ministerio de Salud de la Nación.
Integrante de la investigación Genocidio y Filiación.
¿Por qué lo clínico?
Nuestra Asociación se llama Territorios “Clínicos” de la Memoria. En algunas ocasiones nos han consultado por qué no se llamaba Territorios de la Memoria. ¿Por qué lo clínico?
Quienes lo conformamos, provenimos de diversos lugares de pensamiento y de prácticas sobre los problemas de la memoria, de los DDHH, de las políticas públicas en materia de reparación a víctimas, etc. Algunos de nosotros llegamos a este lugar desde el campo del psicoanálisis y en particular de la clínica psicoanalítica y hemos atravesado muchos de estos interrogantes desde la función pública en torno a cómo se juega el problema de la memoria en el territorio de lo íntimo, siendo que los DDHH son un campo de intervención tomado casi por completo por el discurso colectivo de las incidencias políticas, los organismos de lucha por los DDHH, el discurso jurídico, el discurso psicosocial, entre otros, que parecen todos ellos no hacer mucho lugar para el Sujeto que emerge en medio de ese gran territorio social. Nos referimos a un sujeto siempre fallido, siempre dividido por efecto del lenguaje y que a veces no encaja con todo lo que las categorías derivadas de las violaciones de DDHH imponen o esperan de él.
El segundo interrogante que sobreviene a este espacio constituido desde lo colectivo es ¿cómo se entrecruzan la memoria y los DDHH con lo singular? A veces se plasma de un modo dicotómico: si hay colectivo, entonces no hay singular, y viceversa. Una cuestión que atravesó por décadas al psicoanálisis y en algunos terrenos se han introducido articulaciones interesantes sobre estas discusiones, sin embargo en este territorio tan impactado por lo político, lo social y lo memorístico no ha sido así. Incluso es difícil introducir la memoria con la que trabaja el psicoanálisis.