DAS · Dispositivo Analítico Solidario

 

Frente al acontecimiento de la pandemia, comenzamos a pensar desde el área clínica de TeCMe, cual podría ser nuestro rasgo de participación en la situación desencadenada, frente al hecho de que no sólo serían los cuerpos orgánicos los afectados por el virus, sino que las medidas sanitarias de cuidado dispuestas por el/los Estado/s Nacional/es, podían desencadenar también una serie de impactos subjetivos como respuesta al encierro que se proponía como única y fundamental medida de protección en ese momento.  Así incluso comenzamos a escucharlo por parte de sobrevivientes que nos planteaban esta situación inesperada de retornos de ciertas palabras, escenas, imágenes que se adherían a sentidos vinculados con experiencias concentracionarias pasadas.

En los primeros meses de irrupción de la pandemia, hemos recibido consultas desde diversos países que atravesaron situaciones extremas no sólo por el Covid, sino también por las respuestas que los Estados han dado en cada caso, lo cual nos dispone a escuchar la singularidad de cada escenario político, y el impacto que tienen en este momento las políticas públicas llevadas a cabo por cada país.

¿Por qué la cuarentena como política pública del cuidado y del lazo,  se toca en su representación indiscriminada con las marcas del encierro impuestas por el terror estatal? ¿Por qué es importante introducir una ética de la diferencia frente a esto?

Esa torsión donde el Estado en esta oportunidad, no estaba encerrando para castigar sino para cuidar, sumado a debates internacionales respecto del problema del duelo suscitado por la imposibilidad de enterrar con ceremonias rituales a los muertos por la pandemia en el marco de las medidas de cuidado; nos convocó a pensar una propuesta clínica desde la especificidad de TeCMe en su entrecruzamiento con los significantes puestos en marcha con estos episodios globales. Así memoria, pandemia, encierro, enterramientos, duelos sin cuerpos, muertes anónimas, toque de queda, estados de excepción, estados de sitio, ejércitos en las calles, protocolos, etc tenían que ser despegados del sentido que llevaba a las políticas de excepción para ser traídos al terreno de las políticas del cuidado.

Desde TeCMe, lo Clínico está anudado a la Memoria en la medida que implica su barradura. No es sólo un territorio de la Memoria sino un territorio Clínico de la memoria, que aloja a un Sujeto dividido por efecto del lenguaje y en ese sentido las medidas sanitarias de cuidado, se estaban jugando también allí, en esta dimensión subjetiva, no sólo afectando los cuerpos.

Inventamos entonces un dispositivo –así lo llamamos –al que le dimos por nombre Dispositivo de Escucha Analítico-Solidario (DAS). “Dispositivo” tuvo para nosotrxs al comienzo, el efecto de lo que Foucault definió como “lo que surge en respuesta frente a una urgencia en un momento histórico dado”.

Fuimos despejando y constituyendo, entre los colegas que participamos de esta experiencia inédita, una nueva orientación en torno a un real que se tornó pensable, en fragmentos y con variadas formas.

El DAS brindó dos tipos de anclaje; uno institucional y otro clínico, este último como dijimos alojando algo de la urgencia subjetiva. Pero también como portador institucional de insignias: solidario, políticas de cuidado, derechos humanos, son algunos de los significantes que operaron, facilitando las transferencias bajo modalidades nuevas (incluso cuando esté excluido el cuerpo del analista como ocurre en los dispositivos tecnológicos actuales, hay significantes garantes de un recorrido) y para lxs analistas también se jugó una nueva autorización bajo estas insignias y recorridos institucionales que derivaron en TeCMe, con una larga trayectoria en este campo de la clínica anudada a la memoria y los testimonios. Ese recorrido se volvió condición de autorización en algunos casos.