Fabiana Rousseaux
Legado y memorias. Debates sobre el futuro anterior, con la compilación de Fabiana Rousseaux, prólogo de Jorge Foa Torres y textos de Jorge Alemán, Mercedes Barros, Alejandro Kaufman, Natalia Magrin, María Virginia Morales, María Marta Quintana y Alicia Stolkiner, es el segundo libro que publica TeCMe bajo el sello editorial Tren en Movimiento y se presenta el 30 de octubre. A continuación, el texto de la compiladora que encuadra el libro
Este segundo libro de Territorios Clínicos de la Memoria es producto del seminario anual internacional “Transmisión, legado y memoria” que dictamos en el Centro Cultural de la Cooperación, durante el año 2018, con docentes de Brasil, España y Argentina. Allí planteábamos en los fundamentos que “En los últimos tiempos asistimos a un escenario regional y también mundial que pone fuertemente en cuestión el problema actual de los legados y su función esencial respecto de la memoria. La destrucción de los legados simbólicos –tal como plantea Jorge Alemán– tiene incidencias sobre los múltiples modos de operar que la transmisión provoca, y también en las narrativas que son posibles en medio de esa deriva”.
También referíamos allí que tomando algunas experiencias que venimos desarrollando en diversos ámbitos académicos y en diferentes lugares del mundo, proponíamos analizar el eje Transmisión, legado y memoria para poner en tensión esos nudos conceptuales, en base a las experiencias concretas y analizar los desafíos que un mundo con memoria pero sin legados puede provocar.
El seminario tuvo como invitados e invitadas a un gran número de referentes del ámbito del psicoanálisis, los archivos, las políticas públicas, la salud mental, y académicos de diversas universidades.
Para esta primera publicación derivada de ese seminario, hemos compuesto un corpus de reflexión seleccionando tres clases que interactúan entre sí por los temas que abordan. Son las clases dictadas por tres referentes de estos campos: Alicia Stolkiner, Jorge Alemán y Alejandro Kaufman. Todos ellos a su vez son asesores externos de TeCMe.
En la insistencia de conversación que nos atraviesa, pensamos en continuar con la lógica establecida ya desde nuestro primer libro Territorios, escrituras y destinos de la memoria y poner a dialogar estos diversos discursos encarnados en nuestros referentes con jóvenes investigadoras de nuestra red que trabajan sobre los temas planteados en las clases aquí publicadas. Ellas son Natalia Magrin, María Marta Quintana, Virginia Morales y Mercedes Barros.
En ese sentido, en el recorrido de lectura que proponemos encontraremos los matices entre la oralidad de las clases dictadas y los textos derivados de sus lecturas, en clave de escritura académica. Nos parece que esa disonancia es parte de la puesta en acto de aquello que nunca encaja en el lugar exacto, cuando de dejarse tocar por el malentendido de la lengua se trata, ya que allí mismo radica su condición de posibilidad.
Los temas tratados, por otro lado, son la confirmación de aquello que se sale de la estructura, lo que no cuaja, no entra en la escena que completa ni un sentido dado para la trasmisión, ni un lugar unívoco para los legados, ni un relato uniforme para las memorias. Todo lo contrario, siempre estamos allí frente a lo que requiere un desciframiento por el cual nos hacemos responsables. Dirá Freud en 1925, en La responsabilidad moral por el contenido de los sueños, que debemos hacernos responsables de lo que no sabemos aun cuando “eso” es tratado por un sueño. O en términos de Lacan, cuando afirma que “de nuestra posición como sujeto somos siempre responsables”.
Pero en este libro hay otra disonancia: la temporalidad. Fue escrito antes de las elecciones primarias de agosto de 2019 y se publica sobre el filo del ocaso de la administración nacional macrista. Incluso allí, en esa encrucijada histórica, tal vez bisagra, no cesan los actos de disputa por la narrativa sobre el pasado. Muestra de ello es el anuncio de beneficios indemnizatorios a familiares de “víctimas de la subversión” –tal como fueran denominados por el gobierno Macri en este “estar yéndose”–, gesto que fue leído por sectores negacionistas como una reivindicación clara, un homenaje de parte del presidente a las “víctimas del terrorismo de los 70”, o sea en un intento de inversión de la categoría de la “víctima estatal”. Ya no una víctima de Estado sino la víctima para el Estado
Con Alejandro Schmied –el editor– nos tentamos con convertir en pretérita esa coyuntura de la que hablaban algunos textos. Hasta que nos dimos cuenta de que esto no era coyuntural, era un esfuerzo por pensar las marcas del macrismo en las políticas de memoria, o mejor dicho en el intento de invertir la narrativa de esas políticas.
Lacan en ese magnífico hallazgo del tiempo futuro anterior que teorizó para pensar la temporalidad del inconsciente, lo definió del siguiente modo: lo que habré sido para lo que estoy llegando a ser y esa exacta temporalidad es la que podemos pensar hoy en el estar yéndose, no sin antes intentar desmarcar lo inquebrantable.
En el prólogo de este libro se toparán con una profunda reflexión de Jorge Foa Torres al respecto de lo que él denomina “Un Estado de Derecho otro”.
Si consentimos que un Estado democrático es aquel que produce respuestas responsables y asume las políticas sobre el dolor, lo que fue y lo que viene está aún por descifrarse para resignificar retroactivamente –una vez más– lo que hemos constituido en torno al significante “derechos humanos”. Siempre y cuando asumamos que hemos transitado un duelo y por lo tanto no podemos volver al mismo lugar. Si el objeto como tal se ha perdido en ese duelo, lo que advendrá en su lugar no lo sustituye, pero sí exigirá leer las marcas de lo perdido –en tanto instituido– para acceder a un lugar otro, resignificar el legado, siempre enigmático, y asumir así la herencia que se juega en la memoria.
* Este texto fue publicado en Página 12 el 24 de octubre de 2012. Disponible en https://www.pagina12.com.ar/227038-las-marcas-del-macrismo-en-las-politicas-de-memoria