En nuestro espacio de investigación está invitado en esta ocasión Daniel Riquelme, psicoanalista e integrante del equipo de atención del Centro por el Derecho a la Identidad de Abuelas de Plaza de Mayo.
Conversaremos sobre el texto “Derecho a la identidad. Una epopeya de Abuelas de Plaza de Mayo” de autoría de Daniel, a partir de preguntas y reflexiones que nos ha suscitado su lectura. El trabajo fue presentado en unas Jornadas Anuales de Salud Mental de Lomas de Zamora en el año 2018, y fue publicado en nuestra página de TeCMe recientemente.
Fabiana Rousseaux: Quiero destacar la presencia de Daniel Riquelme en el espacio de nuestra investigación que, junto a Ana Zabala (que forma parte del dispositivo de esta investigación), son integrantes del equipo del Centro por el Derecho a la Identidad de Abuelas de Plaza de Mayo y referentes muy importantes ambos. A lo largo de la trayectoria del Centro, tanto Daniel como Ana han realizado importantes aportes desde el psicoanálisis a este ámbito que dirige Alicia Lo Giudice.
Me parece importante historizar, ubicar cómo se funda ese espacio en Abuelas, el Centro es un lugar exterior e interior, éxtimo a Abuelas, depende de la institución pero no es estrictamente lo mismo. En el ámbito de los DDHH en general, ha sido muy difícil que el discurso del psicoanálisis haga pie, al punto que se institucionalice en una práctica concreta al interior de los nudos del movimiento de DDHH, como podría ser Abuelas. Es necesario ubicar este punto para poder pensar la enunciación de estas reflexiones, de la práctica clínica anudada con el psicoanálisis al interior de las instituciones de DDHH. Entonces por qué el psicoanálisis tuvo ese lugar allí, por qué se alojó en ese lugar. Por ello, antes de pasar a los comentarios sobre el trabajo, damos paso a que nos cuenten Daniel y Ana sobre cómo fue la creación y la fundación del Centro.
Daniel Riquelme: Hace pocos días, el 18 de agosto, se cumplieron 17 años de la creación del Centro. Se creó a instancias de Alicia Lo Giudice, que es la coordinadora, y con la participación y el apoyo de María Lavalle.
El Centro tiene una relación de extimidad respecto a la organización de Abuelas, pero es un equipo que es parte de Abuelas, como lo es la parte de Investigaciones, de Archivos, la parte de Legales conformada por abogados. Sí tiene la característica que la práctica clínica, el trabajo con analizantes, o con personas que han consultado en determinados momentos, siempre se ha procurado esa atención realizarla por fuera del espacio físico de Abuelas, de las Casas de las Abuelas.
El Centro se establece ediliciamente cuando Aníbal Ibarra era Jefe de Gobierno de la Ciudad.
Respecto a la pregunta de por qué el psicoanálisis allí: eso ha tenido que ver con una gran apertura y disposición de las Abuelas: fueron ellas quienes dieron lugar a que un dispositivo psicoanalítico pudiera comenzar a trabajar los casos de restituciones, de filiaciones falsificadas. Sobre todo me interesa destacar un hecho de Abuelas muy importante, y es el hecho que ellas han abierto la atención del Centro a la comunidad, lo han abierto a toda la comunidad. Si bien hay una admisión, ya que no se puede dar lugar a todas las consultas que pueda haber sobre el tema de la identidad, es un Centro que está abierto a la comunidad, las consultas son gratuitas. A lo largo del tiempo hemos mantenido un diálogo muy fructífero con el resto de los equipos que conforman Abuelas de Plaza de Mayo. En cuanto a la transmisión, todos los años damos un seminario en la Universidad de Buenos Aires, cuatrimestral, y también en la Maestría de Psicoanálisis. En estos espacios de formación participamos todos los equipos que trabajamos en Abuelas, ya que entendemos que formamos parte de un Dispositivo que Abuelas ha creado, justamente, para la restitución de identidad de los nietos apropiados
En estos 17 años, la oferta de tratamiento ha hecho que consultaran y sigan consultando muchas personas que tienen dudas respecto a su identidad, estamos trabajando con muchos casos de filiaciones falsificadas, personas que descubren ya de adultas que han sido niñas o niños comprados, muchísimos casos, donde no es posible ubicar la transacción comercial y donde no hay ningún tipo de antecedente de adopción.
No damos lugar a hablar de adopciones truchas. Las adopciones son adopciones legales, hay adopción o no. Y por legal no me estoy refiriendo solamente a que haya un antecedente registrado en la justicia, sino que me refiero a sostener la legalidad de la cadena filiatoria.
Ana Zabala: Algunos de nosotros ya veníamos trabajando con víctimas, antes incluso que el Centro fuera una realidad concreta y tangible, veníamos trabajando con sobrevivientes, con temas de identidad, con afectados directos del terrorismo de Estado, desde los años 80.
Cuando se abrió el Centro, fue maravilloso que se pudiera transmitir y entender, no sólo las Abuelas, sino todo el entorno de Abuelas, familiares, colaboradores, que no podía ser que atendiéramos exclusivamente a los y las nietas, sino que tenía que ser abierto porque toda la comunidad había padecido el terrorismo de Estado. Esto fue un logro enorme.
Fabiana Rousseaux: Lo que marcás en tu trabajo Daniel, la importancia que tuvo aquello que Abuelas instituyó como lugar, y como apertura de ese lugar, en el campo de las identidades, y en el campo de los DDHH más en general, por eso esta pregunta que a mí siempre me causó cierto interés, por qué en ese lugar y no en ningún otro, el psicoanálisis pudo ser alojado. Por la pregnancia que tienen los discursos de los DDHH, no solo por provenir del campo del Derecho sino también del campo de las militancias políticas, discursos que son cerrados sobre sí mismos, por ello no es fácil decir, como se dice en el trabajo de Daniel: “Cada restitución abre a lo mortal”, ya que en los discursos y en las prácticas de los DDHH, las formas de nominar tienen más que ver con darle otros sentidos: “apostar a la vida” “ante la muerte vamos a oponer la vida” Entonces, ¿de qué vida, de qué muerte, de qué mortal estamos hablando? Estas son diferencias que ustedes fueron instituyendo como una marca importante, y la escucha de las Abuelas para que esto sea alojado. Y al haberlo planteado ustedes en esos términos, introducen una interpelación a un social, que incluso puede estar dentro del campo de los psicoanalistas con quienes trabajamos, donde en muchas ocasiones se ha deslizado la idea de que si una apropiación fue con buena voluntad no es una apropiación; que si pasó la ley por esa extraña forma de la adopción, aunque haya sido de un modo fraudulento, también se acepta. Me parece muy importante el modo en que ubicás esta cuestión en tu trabajo, para debatir a partir de allí cuestiones que cruzan muy fuertemente la política, lo político, el sujeto, qué sujeto.
Daniel Riquelme: Agrego algo respecto a por qué el psicoanálisis ahí, que creo importante poder destacar: el acto de restitución de identidad que han hecho las Abuelas interpela al psicoanálisis mismo. Los analistas que en diferentes momentos nos hemos acercado al trabajo de la restitución de las identidades y de los efectos y las consecuencias de las apropiaciones, nos hemos acercado para dejarnos enseñar por estos actos de restituciones.
No pienso al psicoanálisis como un saber que va a ser enseñado a las Abuelas, de ninguna manera, lo pienso exactamente al revés: el acto de restitución de identidad de las Abuelas nos ha formado como analistas, ¿por qué? Porque ha habido cuestiones singulares respecto a la transmisión del psicoanálisis.
Con las primeras restituciones, una de las primeras nociones que se puso en cuestión, fue la estructura edípica: hasta que se comenzaron con las primeras restituciones había un consenso en el campo del psicoanálisis que el Edipo se conformaba con las personas que habían criado un niño.
Aún hoy se escucha decir que “para el psicoanálisis no hay identidad, hay identificaciones”.
En ese sentido está el artículo de Dolto, que les recomendó a las Abuelas que dejen de buscar a sus nietos y se dediquen a criar y cuidar otros niños, de la calle, porque sus nietos ya habían sido criados por otras personas, que los habían criado con amor. En ese momento era una autoridad en psicoanálisis Françoise Dolto. Ese argumento se usó inclusive en los juicios, por los mismos apropiadores para justificar su acto de represión.
Hubo que volver a pensar toda la cuestión respecto a la trama edípica, las identificaciones, la identidad, toda la cuestión respecto a la lengua y el lenguaje, las restituciones pusieron “en jaque” todas estas nociones. Tuvimos que volver a pensar en los efectos de las filiaciones falsificadas, en los efectos devastadores que tienen en la subjetividad. Si es tan cierto que para el psicoanálisis no hay identidad y lo único que tiene valor en la trama de la subjetividad son las identificaciones. Hubo que pensar si alcanzaba con la lógica significante y si no había que dar un paso más allá de esta lógica para interrogar las identidades. Qué entendemos cuando hablamos de identidad, si es tan cierto que para el psicoanálisis no la hay.
Aquello que me atrajo como analista a incorporarme a este dispositivo fue cómo las Abuelas habían trabajado y reformulado toda esta cuestión de la identidad, cómo eso interrogaba mi práctica. Los que nos hemos acercado y seguimos acompañando, seguimos sosteniendo este interrogante, eso sigue abierto para seguir trabajándolo y pensándolo. Cuando planteamos que los organismos de DDHH han aportado una base ética para volver a pensar otra patria y otra comunidad, es una afirmación fundamental y es necesario seguir pensando desde allí.
Fabiana Rousseaux: En el primer Congreso de Abuelas fue invitada Dolto, como referente en este campo, para que pudiera exponer su posición, las Abuelas le dijeron a ella: “que ustedes no hayan buscado a sus nietos, no quiere decir que nosotras no lo hagamos”. Esto también fue comentado por Alicia Stolkiner, está en nuestro libro Legado y Memorias.[1] Se trataba de una mirada eurocéntrica, ni los franceses ni los españoles buscaron a sus niños, en cambio, la Argentina sí decidió buscar a esos niños. Ahí se dio un viraje que tuvo incidencias en el campo del derecho internacional de los DDHH. El problema de la identidad no es un problema solamente de quien la pierde o a quien se la roban, es un problema de la comunidad en su conjunto. Si es un derecho, el de la identidad, colectivo, aunque sea en nombre propio, todos tenemos derecho a conocer quién es la persona, el ciudadano, el otro, el semejante. Algo se produjo en la Argentina, es uno de los pocos países del mundo sino el único, que ha llevado la búsqueda y la restitución de identidad al punto de tener efectos en distintos campos: en el jurídico, en la ciencia, con la creación del índice de abuelidad por ejemplo. Verdaderamente las consecuencias inesperadas de esa búsqueda, de ese deseo de restitución de identidad, han provocado en la comunidad internacional una conmoción. Analizar estas dimensiones, en los efectos que eso tuvo, y por qué fue el único país que llevó ese campo hasta ese lugar. ¿Por qué se llegó hasta ese lugar? Yo creo que el psicoanálisis tuvo algo que ver con esto. Cómo fue que un grupo de psicoanalistas estuvimos dispuestos a ser interpelados por este agujero, en el discurso.
Ana Galdames: El trabajo me ha resultado sumamente interesante y tiene varios puntos para interrogar y abrir, en este recorrido donde se ubica la subjetividad y también lo colectivo.
Yo pensaba en el psicoanálisis como un discurso que pudo escuchar y trabajar respecto del Edipo, como algo, en principio, instalado en la cultura, como perteneciente a nuestra cultura.
En el acto de restitución se me plantearon dos cuestiones a marcar:
Una tiene que ver con la apertura a la comunidad: en esa apertura se trata de hacer caer de la identidad, en esta tensión entre identificación e identidad, “lo peor”, que sería lo idéntico a sí mismo. Cuando se abre el Centro me pregunto si justamente ahí no hay una caída de lo idéntico, entonces es justamente abierto a todo aquel que se sienta alojado, por su propia historia, en un lugar donde se ofrece una escucha donde hay un saber supuesto sobre esto.
Yo había marcado algo en el trabajo: “Si prestamos oído a cada restitución escucharemos tras ella una historia terrible, imposible de reconstruir salvo en el espacio inhabitable del horror. Cada restitución es una nueva donación que la comunidad recibe de las Abuelas para movilizar la memoria enquistada del trauma histórico y social.” Entonces está el acto de la restitución del nieto, en una operatoria a través de un dispositivo analítico, pero está este movimiento de restitución desde Abuelas a la trama social. Hay un doble movimiento, me interesó eso.
Cristina Toro: En esta cuestión de la apertura a la comunidad se eleva, podríamos decir, la cuestión de que los nietos son hijos de desaparecidos y resultado del Terrorismo de Estado, y esto nos concierne a todos. A partir de esta posición política se genera una clínica que nos permite incluir a los psicoanalistas, cuestiones como la pérdida de la identidad, y el trauma singular para cada uno…
Me interesó el tema de la verdad ya que para los psicoanalistas la verdad es inconsciente y no toda, y no puede ser dicha. De ahí lo difícil que es para nosotros, los psicoanalistas, encuadrarnos en la afirmación de Memoria Verdad Justicia, que nos identifica y con la cual nos sentimos convocados, como posición, desde TeCMe.
Interesante lo que se articula en el trabajo sobre Foucault y la verdad: el “conócete a ti mismo” “la confesión” cuestiones que se derivan de que la verdad puede ser dicha.
En un texto a Freud le preguntan cuál sería la diferencia entre el psicoanálisis y la confesión, Freud los diferencia en tanto que en la confesión el sujeto dice lo que sabe, en cambio en el psicoanálisis el sujeto dice lo que no sabe.
En el Discurso del Psicoanálisis en el lugar de la Verdad se pretende ubicar el Saber, pero es siempre la Verdad no toda. Hay un esfuerzo por poder articular lo político, lo social, el trauma colectivo del terrorismo de Estado, la restauración de la identidad y el trabajo con la Verdad.
Vivian Berwald: Retomando la pregunta de por qué había llegado el psicoanálisis a esta institución de Abuelas, me preguntaba por qué no, queriendo pensar algo que me parece que es muy importante en nuestra formación como analistas, y que tiene que ver con la historia del psicoanálisis en Argentina, ya que siempre hubo interés desde el psicoanálisis en lo social, cuestión que cierto lacanismo quiso borrar. No se pensaba el psicoanálisis sin la pregunta por lo social: Pichon Riviere, Ulloa, la experiencia del Lanús, Marie Langer, la escisión de Plataforma y Documento en APA son muestras de ello.
Estas experiencias, que también rescatamos desde TeCMe, retoman una tradición de un psicoanálisis argentino, que estudia a Lacan, pero no desconoce otros maestros, que a veces no se les da lugar, y que dan cuenta de una historia anterior, que en muchas ocasiones no se la enseña en la facultad. En el Acta de fundación de la Escuela Freudiana de Masotta había un atravesamiento por lo social, está presente esta dimensión.
Por otro lado quería preguntarte cómo pensás el concepto de racismo, ya que no es el racismo en el sentido más tradicional el que trabajás en tu texto.
Fabiana Rousseaux: En relación a lo que dijo Vivian y también lo que planteó Cristina respecto a la verdad. En el campo de los DDHH el Discurso del Psicoanálisis no cuaja, y creo que tiene que ver con algo de esto de la Verdad, incluso en tu texto Daniel, trabajas el concepto de restituir la soberanía del duelo, todas estas ideas que, en el campo de los DDHH, por estar más presente la Verdad desde el punto de visto histórico, social, está elidida la verdad no toda, hay una dificultad que en el discurso de los DDHH cuaje la verdad no toda.
Daniel Riquelme: Estoy de acuerdo con Vivian en que la apertura a la comunidad, como así también los cruces entre lo público y lo privado ya tienen una gran tradición en nuestra comunidad, en nuestro país.
Me parece que hay motivos por los cuales en el campo de los DDHH el psicoanálisis a veces no es muy bienvenido, yo lo plantearía al revés: que por qué en el psicoanálisis muchas veces no son bienvenidos los organismos de DDHH. Hay muchas anécdotas en derredor de cómo, los organismos de DDHH no han sido bien recibidos en algunas instituciones psicoanalíticas, y esto tiene su reflejo inverso.
Respecto a la cuestión del racismo: hay un lugar donde Lacan trabaja esta cuestión de modo muy puntual y muy profundo, que es en el último capítulo del seminario 19 “Ou Pire”
Hay un profundo racismo en el acto mismo de la apropiación –esto lo trabajé en un texto presentado en Lomas de Zamora en unas jornadas del equipo de salud mental del año 2012, se titulaba “Apropiación y Racismo”–. Allí en este seminario, trabaja el racismo con el concepto de enraizamiento. Este concepto Lacan también lo trabaja en relación a otras instancias: “enraizado al fantasma”, “enraizado al Padre”, “enraizado al Nombre del Padre”. En este caso él habla del racismo enraizado al cuerpo.
La cuestión de la apropiación es profundamente racista, porque el apropiador enraiza en el cuerpo del niño apropiado los rasgos por los cuales sus padres han desaparecido: “a padres subversivos, niños subversivos”
El acto de apropiación que tiene que ver con reeducar al niño subversivo, al niño nacido del vientre subversivo, en ese acto subyace la idea, racista, de haber enraizado en el cuerpo del niño la ideología de los padres.
Ahí hay una línea para trabajar la cuestión del racismo que lleva la pregunta a qué cuerpo se enraiza, de qué cuerpo está hablando Lacan. No sólo ahí distingue el cuerpo de la tumba, el cuerpo simbólico y el imaginario, también se puede trabajar toda la conceptualización de Foucault sobre la biopoítica. El racismo va a enraizar a ese cuerpo: el cuerpo biológico. Los rasgos biológicos que son buscados en el cuerpo para buscar hacer de ahí comunidad: la raza aria por ejemplo.
Respecto a la cuestión de la verdad. Cuando fui al texto de Foucault, quise cuestionar un poco esto de que la verdad es solamente la verdad del inconsciente, y me encontré con que al llevar la cuestión de la verdad al bios, al interrogar estas vidas, él hace una lectura muy interesante de los cínicos, que no tiene nada que ver con la lectura que hace Lacan del cinismo. Foucault pone a los cínicos como ejemplo de aquellos que han llevado la verdad al nivel de vivir la verdad, a vivir de acuerdo a una verdad. Ese lugar me resonaba mucho en cómo las Abuelas habían llevado la verdad a sus vidas, cómo esta verdad tras la cual ellas van, es una verdad que no las deja adormecerse. Es una verdad que todo el tiempo despierta. Que no se colma con las buenas intenciones, que no se colma con las promesas, es una verdad que tiene la estructura de un agujero.
Y la cuestión de la restitución, me parece que en el acto de restitución el psicoanálisis tiene muy poco que ver, en todo caso nosotros trabajamos con los efectos y las consecuencias de las restituciones, es sobre eso que como analistas podemos intervenir, una vez que se ha concretado la restitución.
Por supuesto que hay algo del orden de la verdad inconsciente, del lugar de la verdad en los Discursos, que necesitamos poder articular en nuestra práctica diaria. Pero hay algo de la verdad que se juega a nivel de los juicios. Hay algo de la Verdad que se anuda con Memoria y con Justicia, que si bien no es un Nudo que se produzca en el dispositivo, sí es cierto que es un nudo que se produce en la comunidad y que tiene incidencias reales en el dispositivo. Y esto me parece que en textos que he leído de TeCMe se trabaja: los efectos de los testimonios, la verdad en los juicios, y cómo esto se refleja en el dispositivo analítico.
Respecto a la apertura a la comunidad es interesante la lectura que hacía Ana Galdames que en esta apertura a la comunidad habría una pérdida de lo idéntico a sí mismo.
Ha habido a lo largo de estos años, en las Abuelas mismas, un aprendizaje, explicitado por ellas mismas. Ellas decían que los efectos en los niños apropiados de los apropiadores era algo que podía llegar a ser reversible. Para eso hizo falta la experiencia: la experiencia de ellas como abuelas, la experiencia con los nietos restituidos, cómo con el tiempo pasaron de la búsqueda de niños, a la búsqueda de púberes, a la búsqueda de adolescentes, de jóvenes, y hoy ya a la búsqueda de adultos, un nieto restituido es una persona que ya hoy tiene 40 años. Ese aprendizaje fue haciendo que Abuelas fuera pensando la apertura a la comunidad de otras formas, por ejemplo: el trabajo que las abuelas empezaron a hacer en los jardines de infantes, cómo pasaron de trabajar en las escuelas, a trabajar en los jardines de infantes, con la hipótesis de que allí podían llegar a ir los hijos de los nietos aún en cautiverio, … en el cautiverio de la apropiación se entiende.
La apertura a la comunidad ha sido progresiva y ha sido parte de un crecimiento y una formación de la institución de Abuelas misma.
Ana Galdames: me quedé pensando respecto a la pregunta de la relación del psicoanálisis con los DDHH, respecto a otras prácticas con diferentes violaciones a los DDHH, particularmente con veteranos de guerra, víctimas del terrorismo de Estado también. Me gustaba pensar que no hay especialización, escuchamos desde el psicoanálisis, pero no hay especialización.
Alma Gutman: Algo que está planteado en tu texto: “Oíd el ruido de lo roto…” dice el poema de Lamborghini “oíd lo que se oye”
“Oíd lo que se oye en lo roto… Lamborghini extrae el ruido de lo roto, de lo roto emerge el ruido de lo mortal. Oír lo que se oye en lo roto… ahí debemos responder puesto que ahí oímos lo que está abierto en el ruido…” me interesaría si podríamos conversar sobre estas cuestiones, si “oír el ruido de lo roto” no es una cuestión que atañe a la posición del analista, una posición ética, en cualquier caso, y que a su vez abre a la dimensión de la historia, y permite poder hacer entrar en nuestra clínica la dimensión política.
Me pareció interesante también esto de lo sagrado intocable, esos símbolos intocables que trae Lamborghini en su poema, símbolos identitarios del himno nacional, que él interpela, toca y trastoca, y si no se podría pensar en otra dimensión de lo sagrado en nuestro trabajo y si en la operación de dar lugar a la alteridad no se tocaría algo de aquello intocable.
Ana Yadhjian: me tocó lo que nombraste del último capítulo de Ou Pire “Los cuerpos atrapados por el discurso”, lo volví a leer hace muy poco y me llamó mucho la atención la cuestión del enraizamiento, allí también habla del lazo fraterno…. viene trabajando la cuestión de los hermanos, y en eso abierto a la comunidad, en lo que se abre a la comunidad, cómo justamente en esa alianza entre hermanos lo que se juega es lo totalizado, lo que queda fijado, la verdad, y un goce particular… en ese capítulo habla también de la cuestión de lo universal, cómo esto toma un sentido universal, y cómo desde ahí eso comandaría en una lógica la cuestión del racismo, de la exclusión.
Relaciona fraternidad, cuerpo y racismo, me parece muy valioso para nuestro trabajo, para pensarlo, para nuestra práctica, para la escritura.
En el seminario 21 que venimos trabajando, en una de las clases habla del amonedamiento… (en la clase del 19 de marzo de 1974) ahí también hay algo que se amoneda desde el lugar de la madre que transmite, para no pensar la transmisión sólo desde el lado del padre.
¿Qué es lo que se quiere eliminar, qué interrupción se quiere realizar en esa transmisión? En esto de quedarse con los hijos, que no deja de tener toda la dimensión de la hermandad, el lugar del cuerpo, el lugar de un saber, todo anudado en el lugar de los hijos, pensando en que la transmisión no solamente está en los hijos.
En estos seminarios trabaja mucho la cuestión de la escritura, para que se dé una nueva escritura es interesante que hagamos conmover estos conceptos: el goce, la verdad, el saber, la identidad… en el seminario 24 trabaja sobre la identidad, la identidad es en tanto una identificación se fija, dice allí. Lacan trabaja conceptos que se anidan en la dimensión social y en la subjetiva, nuestra tarea es “gambetear” esos conceptos, no quedarnos fijados.
Daniel Riquelme: Voy a volver un poco a lo que planteaba Vivian de nuestros antecedentes… los que han pensado. Porque uno puede pensar por qué Lamborghini, por qué Leónidas, por qué el poema. Por qué pensar a partir del poema, y no pensar a partir del concepto. Leónidas justamente toma dos relatos que hacen muy fuerte a la identidad de una comunidad: el himno argentino y la marcha peronista (en el libro El Riseñor), donde él trabaja claramente la dispersión en la reescritura, y sobre estos dos textos.
En este libro, El Riseñor, hay toda una primera parte que titula “una epopeya de la identidad”, tenemos a un poeta argentino, contemporáneo, pensando la cuestión de la identidad, ¿en qué momento? En los años 70. Cuando Leónidas habla de “las rotas cadenas de la identidad”, no solamente toma las palabras y hace un juego de palabras, descomponiendo el himno y escribiéndolo en otro sentido, está hablando realmente de un momento político, en el cual, si justamente algo estaba puesto en cuestión, era el tema de la identidad.
Él empieza este libro con el siguiente poema, se los quiero leer, porque viene al caso. El poema se llama “Una canción”, aquí va:
Como el que un día leyendo el diario
se sorprende en la sección extraviados
Y quién soy y dónde estoy se pregunta
Como el que ve esa foto de su rostro allí
y reconoce su rostro pero no se identifica
Y quién soy y dónde estoy se pregunta
Como el que lee sus datos de identidad allí
debajo de la foto de su rostro
Y se identifica pero no se reconoce
Y quién soy y dónde estoy se pregunta
Como el que intenta hacer memoria y toca su cuerpo
Y se dice soy éste, estoy aquí
Y comienza a buscarse y no se encuentra
Cómo ése, como ése
y quién soy y dónde estoy se pregunta.
Digo, a mí me parece que está bueno leer a Joyce, muchos leemos Joyce a instancias de Lacan, pero elegir este poema de Leónidas, elegir Kush, elegir pensadores, elegir Abuelas en su acto de restitución, eso también es una política. No solamente entra en el dispositivo a partir de una filiación política, la política también entra con estas elecciones.
Cómo a veces podemos identificarnos pero no reconocernos, reconocernos pero no identificarnos, todas esas sutilezas, en el campo de lo especular y de lo imaginario, tenemos escritores, tenemos poetas que lo han pensado, me parece que poder recurrir a ellos para pensar nuestra práctica, en eso yo veo un acto político.
Respecto a la cuestión del racismo y la fraternidad, ahí Lacan abre una pregunta respecto a qué lazo entonces. Algunos han pensado otros lazos, Derrida ha pensado las políticas de la amistad, desde Aristóteles tenemos textos para poder pensar eso.
Lo interesante que trae ahí Lacan es cómo la fraternidad puede ser una vía de difusión de los enraizamientos del racismo.
Mi práctica me fue llevando a interesarme sobre el tema del racismo. Estuve trabajando en un programa de libertad asistida del programa de Adolescencia, Niñez y Familia de Nación, hace ya unos años, trabajando con niños y adolescentes que tenían causas penales, el rasgo distintivo de este programa es que era ambulatorio, íbamos a las casas de los chicos, íbamos a ofrecer una escucha. Fue un trabajo interesante, me llevó a pensar cómo el racismo puede estar presente en cualquier comunidad y ser parte de ella, aún tratándose de barrios populares.
Esta práctica me llevó a interesarme en el racismo, y en estos conceptos de enraizamiento, de verdad, de discurso, y sobre todo la cuestión de la fraternidad, de esta fraternidad que puede crear el racismo también, a partir del “para todos” del universal.
Respecto al ruido, de oír el ruido de “lo roto”, cuando escuché este poema, lo roto me llevó indefectiblemente al trauma, lo roto es el trauma… el hermano de Leónidas, Osvaldo, lo decía de otra forma: “por toda rajadura emergen palabras…” En lo roto, poder oír, el ruido …” el ruido está más allá del significante. De eso, de lo roto a veces queda eso… Freud decía “los restos de lo visto y lo oído” y es con eso que a veces se arma algo. Ana G. también hablaba de su experiencia con los veteranos… coincido que no se trata de la especialidad, la especialidad es una herencia del discurso médico, no es del Discurso analítico, que temporalmente trabajemos en algunos dipositivos o algunas instituciones no nos hace especialistas de nada, la especialidad es una impostura que hay que procurar evitar.
Patricia Amusategui: Lo de la verdad me remite al texto de Freud: Construcciones en Psicoanálisis, de 1937, ahí habla de la importancia de la Verdad histórica, habla de los restos de lo visto y de lo oído, justo es la época donde empieza a hacer desarrollos sobre casos de psicosis… y que no es sólo con la interpretación con la que trabajamos sino con la construcción también, momentos del análisis que tienen que ver con la búsqueda de tramos de historias de vida que no están, ahí es donde habla de baches o huecos, no recuerdo… una versión que el sujeto puede construir en el análisis, y que se encaja en la trama, la búsqueda de tramos de verdad histórica, donde no importa si se rescata exactamente lo que sucedió, se rescata una construcción… a veces hay rastros de eso en lo visto y oído… en mi práctica con nietos, en sus relatos hay cosas vagas, imágenes , sonidos… rastros que permiten versionar historias… ahí donde hay hueco, se pone el parche, el parche del delirio… otras veces se construye con fantasías…. esta problemática la relaciono con “lo roto”… en el poema de Lamborghini, cambia de lugar las palabras y abre a otro sentido, con las mismas palabras… con algo que hace como un efecto de lo roto… con lo de la verdad se me venía lo de Freud: lo de la Verdad histórica: en esos tramos donde hay huecos, en esos baches acaece o el delirio o la desorganización. En Freud es como si se restituyera un tramo de verdad histórica ahí y se encadenara… ahí lo enlazo con la palabra restitución de identidad. restitución de la verdad de la identidad, que es lo que se restituye también.
Cristina Toro: cuestiones que me resultaron interesantes para seguir pensando, que me provocaron de tu trabajo, cuestiones que me quedaron resonando: cómo la Verdad no puede ser trabajada si no es en el anudamiento con la Memoria y la Justicia… y también el tema del goce, el goce ideológico en el racismo. De tu texto quería rescatar algo que me impactó: el tema del amor, la confusión entre amor y narcicismo a veces hace estragos en la clínica. Poder pensar en una dimensión del amor que no sea por el lado del narcicismo, es clínico, psicoanalítico y además político.
Daniel Riquelme: En esto me apoyo en lo que Lacan decía: el amor es lo realmente serio con lo que trabajamos en el dispositivo.
A mí siempre me resultó muy llamativo que justamente fuera el “los criaron con amor” el justificativo de semejante horror. El argumento supuestamente en que “el amor con el cual una madre y un padre, una familia, pueden criar a un hijo” … al respecto hay todo tipo de construcciones y versiones que se les han dado a los hijos apropiados: que fueron abandonados, que fueron dejados en una institución… Por eso me parece interesante retomar lo que Lacan trabaja en el seminario de La Transferencia cuando habla de la atopia de Eros, de lo insituable de Eros, entonces cuando justamente eso se lo quiere encarnar, en la realidad aparecen estragos.
Por eso me parece interesante justamente cómo Abuelas ha llevado la cuestión de la restitución no solamente para el lado de lo político, tomando esto que decía Patricia de la restitución como teniendo una dimensión histórica, sino también la restitución como acto amoroso. Con lo cual a mí se me armó ese par entre amor e identidad. Entre los apropiadores tomaron el argumento del amor como la justificación de la apropiación, allí hay rasgos del discurso religioso detrás de eso. Lacan lo trabaja en el seminario de La Transferencia: cómo toda esa dimensión trágica del amor llevó a ubicar el amor como amor divino, como Amor Supremo, Dios como puro amor, esa es una operación discursiva muy interesante que Lacan deconstruye en este seminario.
Entonces me parecía importante hacer entrar la cuestión de la verdad respecto al amor, eso es lo que hace entrar Abuelas. Abuelas hace entrar la dimensión de la verdad para desenmascarar ese simulacro del amor que fue “los criaron con amor”. Uno puede ubicar en los juicios, en los actos de restituciones que se dieron en los juzgados, cómo eso ha sido una ficción jurídica que hubo que desarmar también, llevó un gran trabajo de Abuelas, en el marco del Derecho, poder hacer entender que de lo que se trataba era de apropiaciones y no de adopciones, costó muchos años que los jueces entendieran. En ese sentido hubo casos en que muchos jueces disponían un régimen de visitas equilibrado entre los apropiadores y la familia que había buscado y luchado para restituirle la identidad a los niños, cuando aún eran niños los restituidos.
Entonces esta cuestión de “los criaron con amor” no fue sólo un slogan o una frase creada por mentes maniqueas de la dictadura militar, es una frase que surge del discurso propio de la comunidad, la comunidad justificaba las apropiaciones, y aún justifica la compra de niños en nombre de que alguien pueda criarlos con amor. Ahí hay toda una trama que me parece que desde el Derecho a la identidad Abuelas ha ido desarmando en todo este tiempo, esto tuvo efectos, la repercusión del discurso de Abuelas en lo social, ha hecho de la identidad un valor que ya es parte de la comunidad misma.
Fabiana Rousseaux: es verdad que en la comunidad ha tenido efectos, y es porque la verdad quedó anudada a la función de la Ley. En la medida en que la Ley opera y restringe ese goce a hacer cualquier cosa con los niños, ya que históricamente los niños han sido el objeto con el que se podía hacer cualquier cosa, esto operó anudando la Verdad con La Ley, y la restitución a una genealogía como restitución de un deseo que no es anónimo, que es la contracara de la apropiación, que me recordaba también lo que decía Fernando Ulloa respecto a que ese deseo se oponía a la pulsión de apoderamiento de estos niños, por parte de sus apropiadores.
Muchas gracias Daniel por tu presencia hoy en nuestro espacio de investigación.
Textos de referencia que enlazan con el tema:
Identidad: ¿Una justa medida?
Historia, memoria y filiación: La apropiación de niños como política de terror de estado y los procesos actuales de restitución de identidad.
[1] Legado y Memorias. Debate sobre el futuro anterior. Capítulo “Justicia, Identidad y Memoria: la Justicia en los procesos de restitución de identidad de quienes fueron niños apropiados durante la dictadura”, Alicia Stolkiner. Ediciones Tren en Movimiento. 2019.